Cuando decidí realizar esta página me
pareció interesante destinar un espacio para compartir algunas de las
ideas que forman el camino de reflexión que fue dando sentido a mi
vida. Por eso en estas líneas he intentado manifestar de un modo
sintético mi visión artística y algo mucho más profundo, su razón de
ser.
Comenzaré haciendo referencia a las
preguntas aparentemente mas simples, pero que hasta el momento nadie
ha podido responder, como por ejemplo, de dónde venimos, para qué y a
dónde vamos. Pero lo que es evidente, y ha sido probado a través de
la duda metódica por Descartes, es que existimos, y lo hacemos aún
sin saber siquiera por cuanto tiempo. De esta manera, vivir en sí, se
transforma en un absurdo.
Bajo este interrogante vivimos, y en el
lapso asignado logramos que algunas cosas inexplicablemente cobren
sentido. Pero siendo el hombre un ser socio-histórico y la cultura en
sí un producto construido colectivamente por él mismo, podemos
afirmar que es él quien genera entre otras muchas cosas su propio
sistema de contención y justificación para la vida. De este modo, la
existencia humana cobra un valor diferente según la cultura en la que
está inmerso el individuo.
Como el hecho de nuestra existencia es lo
único que podemos probar, asociamos a la vida con el Ser y la muerte
con el No Ser, desesperándonos ante nuestro inevitable final en un
posible no existir más. En medio de esta desesperación surge como
elemento aniquilador de toda posible trascendencia, el sumergimiento
en la cotidianeidad, que calma a la vez que distrae con sus rutinas y
obligaciones generadas, transpolando la angustia existencial
planteada por la incertidumbre, en otras circunstanciales que nada
tienen que ver con ella de manera conciente, pero en las que subyace
siempre el deseo de trascendencia. Intentando las más de las veces
ampliar el propio ser a través del poseer.
Este camino reflexivo es el que transito,
intentando no desviarme de la esencia del gran interrogante universal
donde nos encontramos todos los seres humanos y que inspira a tantos
artistas, quienes además consideramos un elemento de acción muy
importante: la pasión humana, comprendiendo
a ésta como a una inexplicable fuerza sin consideración sobre los
conceptos del bien y el mal, que moviliza desde lo mas íntimo a la
humanidad, asemejándose en este punto al sentido que Erasmo le otorga
a la locura. Por eso es importante
que esta potencia tan grande y sin raciocinio esté enfocada a través
de nuestro intelecto y voluntad hacia un objeto que promueva la
virtud, generando bienestar al individuo y su entorno.
Es así que cuando el arte se transforma
en una pasión, la vida tiende hacia un ideal de perfección, hacia la
virtud que intenta el máximo acercamiento posible del hombre a la
idea de trascendencia.
Se dice que el arte nos libera porque que
nos quita del mundo de la cotidianeidad que distrae de lo esencial.
Es muy importante que como seres humanos nos propongamos ser
realmente libres, cultivándonos para conocer y así poder elegir
alejándonos de las malas pasiones que esclavizan, siendo promotores
de aquellas que enaltecen al hombre y lo llevan al camino de la
virtud.
Yo encontré esa fuerza, ese ideal y esa
pasión en la música, mi razón de ser y mi modo de ser libre.
Pablo Dzodan (2012)
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